Ayer, acabamos las tareas, preparamos canchita, nos alistamos para una tarde de pelas y le dijimos a Netflix que nos busque "comedias italianas", como para descansar del inglés que por estos días es lo que respiramos. La película que nos propone se titula "Los Infieles". Además, acompaña su recomendación con "97 % para ti". Reímos. La vemos. Ligera, enredada, ahí-no-más. En la película, vemos a los 3 mismos actores, en 5 diferentes historias no entrelazadas. Denominador común de todas: las infidelidades. En su mayoría, el hombre en busca de sexo fuera de la casa engaña a su pareja. Hombres en sus 40´s o algo así.
Terminamos la película y, mientras preparamos la cena, tocaba papas fritas con tortilla vegana de espinaca, ensalada y guacamole, seguimos saboreando la pela. ¿Te gustó? ¿Cómo se llamaba este personaje? No entendí por qué... Lo usual después de ver una pela. Nos quedamos tratando de colocar las piezas que no hayan estado claras, de imaginar alternativas posibles para los personajes o finales distintos. Además, esta vez, hemos servido el pisco que trajimos de casa.
El pisco vino como potencial regalo, agasajo, muestra de peruanidad con alguna posible amistad aún desconocida, pero a la que ya pensábamos endulzar con algunos detalles bien cholos como nosotros. En el cumpleaños 95 de Antonieta, sin embargo, hemos abierto la botella para brindar por la pantalla, en taza nomás. Ese amigo desconocido tendrá que aparecer pronto o se quedará sin pisco.
Rellenamos 2 veces nuestras tacitas cuzqueñas de café con el pisco Italia de Perú. Cenamos y seguimos con el tema. Ya no en la película sino en nosotros. ¿Cómo hacemos para que el inminente tema no llegue a nuestras vidas a destrozar lo que hemos construido? Fuerte conversación. En la película, no se explora tanto el drama posterior a la infidelidad. Es más, un par de parejas parecieran conformes o estar dispuestas a continuar pese a ello, pero sabemos que la realidad siempre supera a la ficción. ¿Estaríamos dispuestos a perdonar una infidelidad? Nos ponemos a separar los casos "perdonables" de los "miserables"; aparentemente, hay niveles de daños según intensidad, duración, estado etílico, forma de descubrirlo. Pero volvemos a la pregunta inicial que yo planteé, propio de mi cerebro analítico. ¿Cómo evitamos llegar a ese punto en el que nos destrozamos por no poder frenar nuestros impulsos? ¿Cómo evitamos la infidelidad?
Yo planteo un análisis de pescado. Trazar nuestro árbol de causas y efectos. Hacer un análisis de riesgo e implementar puntos de control que minimicen los riesgos de caer en la infidelidad. Carlos me mira, mira su taza, creo que le falta más pisco a esa mirada como para seguirme el juego. Pero no es juego; voy en serio. El análisis de riesgos, similar a lo que, por ejemplo, en una planta de acero implementarían para evitar accidentes, permite una evaluación de todas las actividades que puedan generar riesgo de que ocurra un accidente; ante ello, de acuerdo a la probabilidad de ocurrencia y fatales desenlaces, se implementa acciones que eviten o minimicen el hecho. Ajá, se nota que no es la primera vez que lo hago en mi vida personal, aunque me dé roche confesarlo, pero es útil.
Imaginemos, por ejemplo, que la posible infidelidad se diera por falta de comprensión, por falta de compañerismo, por discusiones innecesarias. Entonces, sesiones de terapia preventivas cada 6 meses que realicen una evaluación para detectar síntomas de pérdida de compatibilidad y, de acuerdo al reporte del especialista, implementar cambios. Imaginemos, por ejemplo, que la posible infidelidad se diera por falta de sexo. Entonces, como preventivo, una calendarización de sesiones amatorias que eviten el requerimiento no cubierto. Imaginemos, por ejemplo, que la infidelidad se diera porque una de las partes se enamora de otro(a). Entonces, análisis cada 3 meses de los ideales ¿románticos?, físicos, emocionales en los que, tal vez, en forma de encuesta o entrevista estructurada, se declare las necesidades y, luego, comparar si se puede cubrir con la otra parte. Si no fuera el caso, implementar las correcciones necesarias para cubrir la brecha.
No parece tan complejo; se pueden generar los acuerdos y protocolos. Es más, se puede hacer una guía estandarizada para ser compartida con amigos y familia y así, todos trabajamos para evitar sucumbir a la hecatombe. Que me volví loca, dices. Sé que suena frío, industrial, poco real y quizás gracioso, pero creo que puede funcionar. Ya, no tan así como lo propongo, pero sí en el fondo. Re-evaluarse, reflexionar, mirarse, conversar de estos temas y sobre todo, actuar. Creo que nunca le había dicho así de frío a Carlos que, si hubiera un motivo por el que, en algún momento, quiere ser infiel, quiero saberlo para trabajar en ello. O sea, si lo que quiere son un par de tetas grandes, no, no me voy a operar. Pero, si lo que siente es que está desatendido, no escuchado, solo en nuestra relación, quiero saberlo para poder hacer algo. A lo que voy es que, muchas veces, intuimos que algo anda mal o somos buenos para analizar y detectar causas, orígenes de males, pero no agarramos la fuerza para hacer algo distinto que pueda cambiar el rumbo de inminentes desgracias.
Este tema que ahora acompaña nuestra sobremesa parece algo incomodo para un día relajado. Después de tantos años juntos, aún hay temas incómodos. Todos tenemos a alguien a quien le han puesto los cuernos o que nos ha contado que ha puesto los cuernos o ese alguien hemos sido nosotros. Y, si no te ha pasado, lo más probable es que tengas 12 años o que no te hayas dado cuenta. Entonces, es algo que no nos gusta, que nos destruye, algo que todos condenamos, pero algo que no pareciera que podamos evitar, algo tan común en las parejas de todas las edades. Qué tipo de paradójica hipocresía es esta que juega con la estabilidad de nuestras relaciones amorosas. ¿Es la monogamia otra falsedad de las modernas sociedades? Como todos los "tienes que". Tienes que casarte, tener tu carro, tu casa, el súper título, el súper trabajo, hijos, ser fiel y todos esos etcéteras a los que algunos nos rehusamos.
Casi todas esas enumeraciones ahora no me interesan, pero una pareja monogámica, la ilusión de la exclusividad en el amor es un reto con el que me he comprometido y al que le pongo chamba. No creo que sea una forma de vida antinatural, prehistórica, imposible, hipócrita como se dice. Si pensara así estaría condenando al fracaso a mi relación. Y, bueno, mañana debemos levantarnos temprano, este tema está agotado por hoy. Reímos mientras lavamos los platos y reímos mientras pienso si en verdad todo esto es la ilusión de quien vive en la inocencia de no querer saber. Miro a Carlos, como si se pusiera en mute, y río pensando que él está pensando también, que tal vez es un iluso porque vive en la inocencia de no querer saber, como yo.
Pero el tema no ha terminado ahí. En mi mente sigue flotando. Creo que las relaciones, en general, son un reto, requieren esfuerzo. Con la familia, con los amigos, en el trabajo, y más con la pareja con quien te desnudas cuerpo y alma. Pero no, la monogamia no es antinatural. En la naturaleza, hay especies monógamas, polígamas, solitarias. No, no es prehistórica, es más bien reciente, y probablemente sea más cultural que natural, porque el ser humano es producto de su fórmula genética, con la que nace, y las modificaciones de su entorno que moldean su vivir. Imposible, no pierdo la fe. No creo que sea hipócrita, me aferro a pensar que Car y yo hemos sido sinceros durante estos años. Para mí, la fidelidad, la lealtad, el compromiso son más importante que el rendirte a tus impulsos. Para mí, es vital, primordial cumplir los acuerdos que asumimos.
Pienso que uno de los causantes de la infidelidad es vivir-en-automático, respondiendo a cómo se espera que vivas y no siendo sincero con lo que necesitas, de modo que se termina viviendo una doble vida. Pienso que otro causante es dejarse de ver, o nunca haberse visto, como una "unidad". Sí, es cierto que no hay que perder la individualidad en la pareja. Tener tus propios retos, aspiraciones y tu propio mundo. Pero es importante tener objetivos juntos, roles en la pareja y dejar el egoísmo para que las cosas en pareja funcionen y comprometerse con el corazón pero también con la cabeza.
Los tiempos han cambiado. Hoy hay relaciones que funcionan de otra forma. Tal vez hayan encontrado la solución a los problemas de las infidelidades siendo poliamorosas, abiertas y sus variantes. Me parece bien que las personas se exploren y se sientan libres de elegir lo que mejor les acomoda. Pienso que, si para algo tan cotidiano como elegir un par de zapatillas hay tantos tipos, tallas, colores y materiales, cómo para algo tan complejo como el amor iba a ser más fácil y con un solo "tipo" de relación cubrir a todas las personas. Encuentra tu par o pares y disfrútalo. Ojalá fuéramos todos más libres para hacerlo.
Sigo dándole vueltas al tema. Carlos y yo tenemos nuestra historia. Si nos conociste allá por el 2007, seguro te quedaste con un recuerdo de una relación un tanto disparatada. Nuestra relación viene escribiéndose desde el 2002, hemos ido y regresado, hemos tenido épocas en que nos hemos hecho daño y nos hemos separado. Tal vez un análisis de causa y efectos nos hubiera ayudado. No explícitamente sentarnos a diagramarlo, pero conversar más sobre qué queríamos, qué hacíamos, analizarnos juntos. En su lugar, solo vivimos con intensidad y esa intensidad, a veces, nos acribilló. Fuimos niños, crecimos, maduramos y nos volvimos a encontrar para cumplir lo que dice una de nuestras canciones, envejecer juntos. Car y yo, en mayo de 2009, siendo dos adultos ya, nos hemos comprometido para siempre. No quiero que nos gane el aburrimiento, mis demonios, ni nuestros impulsos. Por eso, sigue el tema dando vueltas en mi cabeza. Por ahora, llegamos a la conclusión que más conciencia, hablarlo, hablarlo y seguir hablándolo y menos piloto automático para lograr que ese compromiso que hemos asumido siga a flote. Cada pareja encuentra su modo y sus dinámicas, seguro que mi análisis de riesgo también ayudaría, ojalá fuera tan fácil. ¿Tú qué crees?
Así es, comparto lo de la decisión. A eso me refería con comprometerse con la cabeza y no solo con el corazón. Decidir y trabajar en ello, recordar por qué elegimos en un principio a esa persona aunque con los años ese recuerdo empiece a borrarse un poco, sin llegar a ser mártires tampoco, pero sí rescatando lo mejor que hay en ese ser y en esa dupla que formamos juntos.
El aplicativo me jugó una mala pasada, aunque lo más probable sea, que que algo apreté mal desde mi celular ayer. Decía en el texto que se borró, que Yasmin ha tocado uno de los temas más complejos entre las parejas. Normalmente no se habla de ello en un matrimonio: "el sistema de alertas para prevenir la infidelidad" aunque sabemos que esa infidelidad, es el cuco que está siempre rondando a las parejas desde que la mujer es mujer y el hombre hombre.
Yo mismo, recordaba, que toqué el tema con mi esposa, en los primeros años de los 41 que llevamos juntos. Eso no pasó de dos minutos y terminó con un: " Si eso me haces...., allí se…